De acuerdo con documentos antiguos,
cuando los Romanos llegaron a
Inglaterra en el año 55 AC, se
informó de haber encontrado a los
pobladores locales de Kentish, beber
una deliciosa bebida hecha de
manzanas. Más allá que probablemente
esta sea una de las tantas leyendas
entretejidas a lo largo de toda su
historia, la gran incógnita que se
habría presentado desde entonces,
siempre ha sido la misma: ¿por
cuánto tiempo la gente del lugar,
habría estado haciendo esta bebida
antes de la llegada de los Romanos.
Se sabe a ciencia cierta que la
sidra es la bebida obtenida gracias
a la fermentación total o parcial
del mosto de la manzana, por lo que
su historia va inevitablemente unida
a ella. Su graduación alcohólica
puede variar entre el 3 y 8%,
dependiendo el país de fabricación.
En España, la producción de sidra
natural históricamente se extendía
por toda la Cordillera Cantábrica,
quedando desde el siglo XIX centrada
principalmente en Asturias, región
más importante respecto a su
producción y consumo, mientras que
en el resto de Europa es producida
también en países como Portugal,
Francia, Italia, Alemania, Escocia e Inglaterra y en América es
producida por México, Argentina,
Chile y Estados Unidos entre otros.
Entre las clases de
Sidra, podemos
encontrar 2 tipos:
natural u espumosa.
En el norte de
España,
mayoritariamente se
consume sidra
natural, mientras
que en el resto del
mundo se acostumbra
a consumir sidra
espumosa. La
elaboración del
mosto, mezcla de
distintas variedades
de manzanas en
determinadas
proporciones y
consideradas
óptimamente maduras,
se lleva a cabo a
través de un proceso
en el que podemos
diferenciar las
siguientes etapas,
hasta llegar al
producto final:
molienda,
maceración,
prensado,
fermentación y
trasiego (cambio de
sidra de un tonel a
otro).
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