Corría
el año 1830, cuando
el joven Facundo
Bacardí Massó que tan solo
contaba con 15 años de edad,
abandonó su casa en Barcelona
(España), emigrando a Cuba ávido de
acción, fundando prontamente una
tienda en la que vendía licores
europeos. Su gran sueño, era crear
una marca acorde con los gustos y
estilo de los sofisticados paladares
de la aristocracia cubana. Este
sueño casi es truncado tras sufrir
el azote de dos terremotos en el año
1852, y como si fuera poco su
empresa fue saqueada durante la
epidemia de cólera de ese mismo año,
quedando prácticamente en quiebra.
Invirtiendo
hasta el último
centavo de una
herencia que habían
dado a su mujer y
tras años
experimentando
técnicas y fórmulas,
es el 4 de febrero
de 1862 cuando Don
Facundo funda la
compañía "Bacardi"
tras adquirir una destilería en
Santiago de Cuba. Es aquí en donde
su esposa descubre una colonia de
murciélagos colgada de las vigas de
la destilería. Conocedora del
significado del murciélago en la
tradición local, el cuál
representaba optimismo/sabiduría, y
en la cultura española, buena salud,
fortuna y unidad familiar, sugiere a
su marido que lo utilice como
símbolo.
Las ventas de Ron Bacardi empezaron a aumentar a
medida que se corría la voz, y la
empresa pudo finalmente brindar por
el triunfo, esfuerzo y dedicación de
años. Es así como desde entonces,
Bacardi es dueño de un inigualable
sabor y un inconfundible logo,
apareciendo en los etiquetados de
todos los productos que llevan el
nombre de la familia, convirtiéndose
en una de las marcas más conocidas y
apreciadas del mundo, siendo un
referente genuino de calidad
superior, y asegurando de esta
manera la supervivencia del legado
de Don Facundo Bacardí Massó,
durante casi 150 años.
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